ENTRE LADRILLOS Y CALLES DE TIERRA

ENERO 2019, CHIHUAHUA, CHIH.

El panorama es sencillo: grandes hornos, ladrillos apilados, jacalitos de cartón o madera, y con suerte, algunas viviendas.

El sábado pasado con curiosidad por ayudar, los integrantes de CIERVO encontramos esta colonia y fue donde conocimos a Linda, una madre de familia que se encontraba afuera de su vivienda tomando el sol "porque solo así logran calentarse un poco", nos compartió que desde hace 16 años vive en esta colonia, la cual se ubica en el kilómetro 23 en la carretera a Cd. Juárez. El acceso es complicado y a es través de calles de terrecería. Linda mencionó que es difícil la situación en la que se encuentran pues en su pequeña vivienda se alojan hasta 7 personas y el clima es muy extremoso, "nos ayudan muy poco, tenemos mucho frío, la comodidad y el espacio se han convertido en un lujo" concluyó.

Este martes 15 decidimos visitarlos nuevamente, tuvimos oportunidad de convivir con aproximadamente 30 familias; llevamos cobijas y colchonetas que nos proporcionó nuestro amigo Victor Garay.

Aunque las carencias son muchas, esperamos que aportando con una colchoneta en donde descansar, una para calentarse y una gran sonrisa hayamos alegrado su día.

Este es el inicio de una ola de ayuda que nuestro grupo de amigos CIERVO, busca lograr. #TakeAction

¡QUE SE REGRESEN LOS MIGRANTES A SU PAÍS!

NOVIEMBRE 2018. CHIHUAHUA,CHIH.

Es lo único que he escuchado estas ultimas semanas, solo escucho agresiones más no veo soluciones.

Vale la pena verlo del otro lado de la moneda: hoy junto con mi grupo de amigos organizamos una visita al "Puente" en Av. Pacheco conocido por ser punto de reunión de los migrantes, llevamos café, donas, burritos, mochilas con frazadas y pan dulce. Pensábamos que nos iban a rechazar, sobre todo por la controversia que se presentó este fin de semana con la opinión de una migrante hondureña. Nos sentíamos dudosos al momento de llegar sobre cuál sería la respuesta de los migrantes, un poco temerosos nos acercamos al primer grupo que encontramos y al ver sus caras de gratitud nos dimos cuenta de que estábamos haciendo lo correcto. Consideramos esta actividad parte de la solución pues los alentamos a continuar con su camino ya que muchos de ellos se encontraban esperando el tren.

Nos impactó el arte urbano que encontramos bajo el puente, donde se encontraban escritas algunas frases, la que más llamó nuestra atención fue "Los derechos humanos no conocen fronteras", parece que a veces olvidamos que los migrantes también son personas.

No tiene precio ver una sonrisa en su cara por el hecho de regalarles un desayuno, un café calientito.

Recordemos los migrantes solo están de paso y lo único que cargan con ellos es una mochila y la esperanza de encontrar una vida mejor.